Pedro Castillo protagonizó un tenso cruce de palabras durante su juicio oral por el fallido golpe de Estado de diciembre de 2022. El expresidente aseguró estar “secuestrado” en el penal de Barbadillo y calificó el juicio como una “pantomima”, rechazando la defensa pública asignada por el tribunal y afirmando que está allí “contra mi voluntad”.

En la audiencia del 6 de marzo de 2025, Castillo mostró rechazo absoluto a los jueces de la Sala Penal Especial. Intentó retirarse de la sala y acusó al tribunal de actuar en favor de la derecha. “Mis coacusados no tienen nada que ver” y “no me levanté en armas”, dijo con energía ante el magistrado José Neyra Flores.

Su reclamo de sentirse “secuestrado” no es nuevo. Desde el inicio de su proceso, Castillo ha sostenido que está incomunicado, maltratado y retenido sin justificación legal. Declara ser un “preso político”, aunque el juez Juan Carlos Checkley le recordó que su detención responde a una orden judicial bajo prisión preventiva, no a un secuestro.

El juicio continúa con cargos de rebelión, abuso de autoridad y perturbación de la tranquilidad pública, delitos que podrían acarrear hasta 34 años de prisión y una reparación civil cercana a S/ 65 millones.

Los alegatos fueron enérgicos. Castillo retó al tribunal, pidió que dictaran sentencia de una vez y expresó su rechazo al proceso. Visiblemente en conflicto, el expresidente se niega a participar y cuestiona la legitimidad del juicio. Defensores y sectores de izquierda aseguran que el proceso es “lawfare” y politizado .