
Las tensiones entre India y Pakistán han escalado peligrosamente tras un ataque en Cachemira que dejó 26 turistas muertos. India responsabiliza a grupos insurgentes respaldados por Pakistán, mientras Islamabad niega cualquier implicación. El ministro de Información paquistaní, Attaullah Tarar, afirmó que poseen “información fidedigna” sobre un inminente ataque militar indio en las próximas 24 a 36 horas.
En respuesta, Pakistán ha cerrado su espacio aéreo a vuelos indios y ha intensificado la seguridad fronteriza. India, por su parte, ha otorgado a sus fuerzas armadas “libertad operativa” para responder al ataque . Ambos países, con capacidad nuclear, han intercambiado fuego a lo largo de la Línea de Control en Cachemira, aumentando el riesgo de un conflicto mayor.
La comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos y China, ha instado a la moderación. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, ha mantenido conversaciones con líderes de ambos países para evitar una escalada . A pesar de estos esfuerzos diplomáticos, la situación sigue siendo volátil.
La región de Cachemira ha sido un punto de conflicto entre India y Pakistán desde su independencia en 1947, con múltiples guerras y enfrentamientos. La reciente escalada subraya la fragilidad de la paz en la región y la necesidad de soluciones diplomáticas sostenibles.
Ambos gobiernos enfrentan presiones internas para actuar con firmeza, lo que complica los esfuerzos de desescalada. La posibilidad de un conflicto abierto entre dos potencias nucleares es una preocupación global. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para mediar y prevenir una crisis mayor.