
Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Esta campaña global, impulsada por la OMS, UNICEF y la WABA, destaca la lactancia como base de salud, afecto y equidad.
La leche materna es el mejor alimento para el bebé. Nutre, protege y fortalece su sistema inmunitario con anticuerpos, enzimas y células vivas. Es, de hecho, su “primera vacuna”.
Los beneficios son muchos. Reduce riesgos: diarrea, neumonía, alergias, obesidad e infecciones. También baja la mortalidad infantil.
Y no solo al niño: la madre también gana. Disminuye su riesgo de anemia, cáncer de mama y ovario, ayuda tras el parto y crea un fuerte lazo emocional.
Este año, la OMS y UNICEF piden que se invierta en sistemas de salud que acompañen a las madres. Asesoría experta, políticas laborales, información veraz y entornos amigables son clave.
Expertos subrayan que el apoyo temprano marca la diferencia. Si la madre cuenta con ayuda técnica y emocional desde el inicio, la lactancia tiene más posibilidades de éxito.
La semana también genera conciencia. Se realizan actividades en hospitales, redes, comunidades. Se busca implicar a todas las personas: familias, trabajo, salud y sociedad.
Eliminar barreras y fortalecer redes de apoyo es urgente. Amamantar es un acto de amor y una necesidad de salud pública.