En 2025, Perú enfrenta un preocupante aumento de casos de fiebre amarilla, con 46 personas infectadas y 13 fallecimientos reportados hasta la fecha. Estas cifras superan las registradas en los últimos 15 años, a excepción de 2016. La mayoría de los casos se concentran en las regiones de Amazonas, Huánuco y San Martín, donde las condiciones rurales y las actividades agrícolas o de caza facilitan la propagación del virus.

El 90% de los afectados contrajo la enfermedad en zonas rurales, y ninguno de los fallecidos había recibido la vacuna contra la fiebre amarilla. La baja cobertura de vacunación es un factor crítico, con tasas que no superan el 60% a nivel nacional y apenas alcanzan el 30-40% en comunidades rurales.

Ante esta situación, el Ministerio de Salud (Minsa) ha intensificado las campañas de vacunación en cinco regiones desde el 19 de mayo, priorizando 17 distritos de alto riesgo. La meta es vacunar a más de 213,000 personas para contener la propagación del virus.

Expertos advierten sobre el riesgo de que la fiebre amarilla se convierta en un brote urbano, lo que podría agravar la situación sanitaria del país. Se recomienda a la población vacunarse al menos 10 días antes de viajar a zonas de riesgo.

La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por mosquitos infectados, comúnmente en áreas selváticas. Los síntomas incluyen fiebre, dolor muscular, ictericia y, en casos graves, hemorragias y fallas orgánicas. La vacunación es la medida más efectiva para prevenir la enfermedad y es gratuita en los centros de salud autorizados.

Es crucial que las autoridades y la población trabajen conjuntamente para aumentar la cobertura de vacunación y evitar una crisis sanitaria mayor. La prevención y la información son herramientas clave para combatir la fiebre amarilla en Perú.