
La serie documental “Chespirito: sin querer queriendo” llegó a su esperado final con un episodio que sorprendió a todos. El cierre redime a Roberto Gómez Bolaños, mostrando su lucha por mantener la unión del elenco original. A lo largo de los capítulos, se abordaron los momentos de gloria y los conflictos internos del equipo. Pero es en el último episodio donde se revela la verdadera intención del documental: dejar claro el legado humano y profesional de Bolaños.
El capítulo final presentó a Gómez Bolaños como un hombre íntegro, leal a sus personajes y a su audiencia. Se destacó su capacidad de liderazgo y la forma en que intentó resolver las diferencias con los actores. En contraste, el personaje de Carlos Villagrán, conocido como Quico, aparece sin evolución ni profundidad, quedando como el más plano del elenco y con actitudes que lo alejan del cariño del público.
Este contraste no pasó desapercibido. Las redes sociales se encendieron, divididas entre quienes apoyan la visión del documental y quienes defienden a Villagrán. Sin embargo, la mayoría coincide en que la producción dio un cierre honesto, valiente y necesario.
Este desenlace ha revivido el interés por la historia de Chespirito y su impacto en la cultura popular de América Latina. También reabrió el debate sobre los egos detrás del éxito de una de las series más queridas de la televisión.