
Cada 24 de junio, en el Perú, se celebra el #DíaDelCampesino. Esta fecha honra a más de 2 millones de productores agrarios registrados en el Padrón de Productores Agrarios del Midagri. Representan cerca del 25 % de la Población Económicamente Activa. Su labor es esencial para la producción de alimentos, empleo rural y sostenibilidad.
Los campesinos no solo generan cultivos y ganado, sino que activan cadenas productivas: transporte, comercialización y procesamiento. Además, mantienen prácticas ancestrales que protegen el suelo, la biodiversidad y el agua. Con su conocimiento tradicional, sostienen sistemas agroecológicos que benefician a toda la sociedad.
La fecha también tiene un fuerte componente cultural. Se asocia con el Inti Raymi, fiesta inca del solsticio de invierno, y se acompaña de música, danzas y ferias regionales. Desde 1969, con la Ley de Reforma Agraria (Decreto Ley N.º 17716), se institucionalizó esta celebración para visibilizar al campesinado.
Sin embargo, el sector enfrenta retos. El 41 % de los agricultores vive en situación de pobreza . Muchas zonas rurales carecen de riego, infraestructura adecuada y acceso a mercados . Incluso, en comunidades campesinas andinas y amazónicas, solo el 18 % de la tierra es cultivable, y muchas dependen del clima.
Para impulsar su contribución, se requiere fortalecer políticas de desarrollo rural. Hay que mejorar caminos, riego, acceso a insumos y mercados. También promover la organización de cooperativas y educación técnica. Así, se asegura su permanencia en el medio rural, se fortalece la soberanía alimentaria y se impulsa el desarrollo sostenible.
En resumen, el campesino peruano es el pilar de la economía, la cultura y el ambiente. Hoy, más que honrar su trabajo, el país debe diseñar políticas que lo potencien. En este #DíaDelCampesino, la mirada debe ir más allá del homenaje: debe encaminarse hacia soluciones que amplíen su bienestar, productividad y dignidad.