
El 22 de junio de 2025, Estados Unidos lanzó ataques aéreos y marítimos contra tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfahán. La acción, denominada “Operación Martillo de Medianoche”, combinó bombas GBU‑57 MOP desde bombarderos B‑2 y misiles Tomahawk desde submarinos.
El presidente Trump calificó la ofensiva de “éxito espectacular” y aseguró que neutralizó gran parte del programa iraní . El OIEA confirmó “daños muy significativos”, en especial en Fordow, y alertó sobre posibles fugas radiactivas. Imágenes satelitales muestran cráteres múltiples en Fordow tras el impacto de bombas MOP.
Irán denunció una violación del derecho internacional y amenaza cerrar el estrecho de Ormuz, vital para el tráfico petrolero mundial. La República Islámica prometió represalias que incluyen misiles, ciberataques y ataques asimétricos. Además, su Parlamento debatió cesar la cooperación con la OIEA .
La comunidad internacional —ONU, UE, Rusia y China— pide calma y diplomacia. Rusia advirtió que se ha abierto una “caja de Pandora” y alertó sobre riesgos de guerra nuclear. Mientras tanto, Israel intensificó bombardeos contra objetivos militares iraníes y reiteró su alianza con Estados Unidos.
No se reportaron bajas civiles ni militares, pero la estrategia de doble ataque complicaría daños subterráneos sin eliminar totalmente los programas escondidos. Varios analistas advierten que este golpe podría acelerar una escalada bélica, mientras otros comentan que sólo postergaría el avance nuclear iraní.
El mundo observa con temor. La tensión en Oriente Medio alcanza niveles no vistos en décadas. Tras el bombardeo, la región se encuentra al borde de un conflicto mayor. El cierre del estrecho de Ormuz o una represalia iraní directa podría desestabilizar mercados y seguridad global. La diplomacia y el control de la escalada están en riesgo real.