
Dina Boluarte, presidenta del Perú, sigue generando controversia al acumular 210 días sin ofrecer declaraciones a la prensa, incluso durante su reciente visita al Vaticano. La mandataria lideró la delegación peruana que participó en la misa por el aniversario del inicio del pontificado del Papa Francisco. Sin embargo, evitó todo contacto con los medios de comunicación, tanto peruanos como internacionales. Esta actitud ha despertado duras críticas y cuestionamientos sobre su compromiso con la transparencia y el derecho a la información.
Durante su estadía en el Vaticano, los reporteros intentaron acercarse a Boluarte, pero ella evitó responder o emitir comentarios. El silencio presidencial ha sido constante desde hace más de seis meses, lo cual preocupa a sectores de la sociedad civil, la oposición y organismos de derechos humanos.
Expertos en política señalan que este comportamiento debilita la imagen de la democracia peruana. Además, la falta de comunicación oficial impide esclarecer temas clave, como decisiones de gobierno, situaciones de crisis o gestiones diplomáticas.
En redes sociales, el hashtag #BoluarteNoHabla ha ganado fuerza, generando un debate sobre la responsabilidad que tiene un líder de Estado frente a su pueblo. La ciudadanía exige respuestas, mientras crecen las sospechas sobre posibles irregularidades.
La presencia de Boluarte en escenarios internacionales sin atender a la prensa local o extranjera también envía un mensaje preocupante sobre el respeto a la libertad de expresión.
El silencio no puede ser la respuesta de una presidenta en tiempos de crisis y cambios. Los peruanos merecen ser escuchados, informados y respetados.