Bolivia ha rechazado de forma categórica las declaraciones de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien se refirió al país como un “Estado fallido”. Estas palabras han generado un fuerte rechazo por parte del Gobierno boliviano, que considera inaceptable este tipo de calificativos, especialmente viniendo de una autoridad vecina.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia emitió un comunicado oficial, señalando que las declaraciones de Boluarte carecen de fundamentos y representan una ofensa a la soberanía del país. Bolivia remarcó que atraviesa procesos democráticos internos con total independencia y que los desafíos que enfrenta no justifican una calificación tan despectiva.

Asimismo, el comunicado boliviano hizo hincapié en la importancia del respeto mutuo entre Estados y recordó que la política exterior debe basarse en principios de no intervención. Las declaraciones de Boluarte no solo han sido consideradas un agravio diplomático, sino también una estrategia para desviar la atención de la crisis política que vive su propio país.

La tensión entre ambos gobiernos ha aumentado desde que se produjeron cambios políticos en Perú, especialmente tras la salida de Pedro Castillo y la llegada de Boluarte al poder. Bolivia ha mostrado su apoyo a movimientos sociales en Perú, lo que ha generado fricciones con el gobierno peruano.

El gobierno boliviano llamó a mantener una relación respetuosa y constructiva entre ambos países. También exhortó a las autoridades peruanas a evitar declaraciones que puedan afectar la paz y la cooperación en la región andina.

Esta confrontación diplomática podría tener efectos en el relacionamiento bilateral y pone de relieve la necesidad de un diálogo transparente y responsable.