
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha provocado una nueva tormenta económica global al iniciar una masiva guerra de aranceles. Desde su plataforma Truth Social, pidió a los ciudadanos que “resistan” los efectos de su propia política comercial. El mensaje llega en medio de un clima de incertidumbre económica, con una caída significativa de la bolsa de valores de Wall Street y señales de una inflación al alza.
Trump, conocido por su retórica nacionalista, impuso aranceles “recíprocos” a una larga lista de países, incluyendo aliados tradicionales de Estados Unidos. Incluso, en tono sarcástico, se refirió a “una isla de pingüinos”, destacando la magnitud de su ofensiva. Según él, estas medidas buscan castigar a naciones que, asegura, han explotado la economía estadounidense durante décadas.
El impacto no tardó en sentirse: mercados financieros reaccionaron negativamente, y socios comerciales clave como China y la Unión Europea comenzaron a trazar represalias económicas. Frente a esta ola de consecuencias, Trump aseguró que se trata de una “revolución económica” que “no será fácil, pero el resultado será histórico”.
A pesar del caos inicial, Trump sostiene que su estrategia traerá de vuelta empleos y empresas a suelo estadounidense. En sus propias palabras: “China y muchas otras naciones nos han tratado de manera insostenible. Hemos sido un país débil. Ya no más”.
Este conflicto comercial se perfila como uno de los más agresivos de los últimos años, y genera preocupación tanto en sectores económicos como entre ciudadanos comunes. La gran pregunta que queda en el aire: ¿logrará Trump “hacer grande a Estados Unidos otra vez” o hundirá la economía en una crisis más profunda?
Con frases como “resistan” y “el resultado será histórico”, Trump vuelve a encender el debate sobre el proteccionismo económico y su impacto real en la economía global.