
Una violenta lluvia torrencial, acompañada de granizo, desató un huaico que arrasó con puestos de comerciantes y dañó viviendas en Cajabamba, Cajamarca. El fenómeno afectó a cientos de vecinos y emprendedores que, en plena festividad del Señor de los Milagros de Huanca, vieron cómo sus negocios fueron destruidos en minutos. Las calles del barrio Santa Ana se convirtieron en ríos de agua y lodo, obligando a los comerciantes a rescatar lo poco que pudieron salvar. Las familias lucharon contra el agua para proteger sus hogares, mientras tuberías colapsaron y plazas se inundaron completamente.
Las pérdidas económicas se calculan en miles de soles, afectando especialmente a vendedores que llegaron de distintas provincias para participar en las fiestas patronales. Testimonios recogidos relatan la angustia vivida: “Lo perdí todo, pero agradezco estar viva”, afirmó una madre de familia. Algunos pobladores denunciaron que, en medio del desastre, personas aprovecharon el caos para apropiarse de productos que los damnificados intentaban recuperar.
Este evento natural pone en evidencia la necesidad de medidas preventivas y asistencia urgente para los afectados. Además, resalta la importancia de un monitoreo climático constante para evitar que situaciones similares sigan repitiéndose en zonas vulnerables de Cajamarca.
La noticia del huaico en Cajamarca no es solo una llamada de atención sobre el cambio climático, sino también una historia de lucha y resiliencia. La comunidad se une ante la adversidad y busca superar las consecuencias del desastre, mientras exige apoyo a las autoridades.
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