Edison Flores y Ana Siucho pusieron fin a su relación tras cinco años de matrimonio mediático. Se casaron el 21 de diciembre de 2019, en una ceremonia pública que incluyó una misa y locación en el Estadio Monumental. Tienen dos hijas: Alba (mayo 2021) y Aurelia (septiembre 2023).

La familia enfrentó una crisis en septiembre de 2024 cuando los hermanos de Ana y el caso “Chibolín” involucraron amenazas contra ella. Esto forzó su traslado a Estados Unidos para protegerse. Desde entonces, la comunicación con Edison se redujo significativamente. En ocho meses, Ana pasó solo 85 días en Perú; Edison solo la visitó tres días.

Edison rompió su silencio en diciembre de 2024 y en enero de 2025, admitió que atravesaron “meses difíciles” como pareja, y que intentaron manejar la situación “de puertas para adentro”. Sin embargo, la convivencia a distancia generó mayor fricción.

Los indicios externos fueron reforzados por Magaly Medina. Ella presentó registros migratorios y ausencia de interacciones en redes como señales claras de distanciamiento. En junio de 2025, la polémica cobró fuerza cuando Ana fue vista abrazada a otro hombre, lo que avivó sospechas sobre un nuevo vínculo.

La confirmación llegó el 29 de junio de 2025, cuando Edison anunció públicamente que su separación se había consumado “hace unos meses” . Este anuncio cerró una etapa marcada por presión mediática, problemas legales y decisiones forzadas.

La historia de Flores y Siucho ilustra el impacto emocional que enfrentan las parejas públicas. Su boda televisada, los escándalos judiciales, las amenazas y la distancia emocional evidencian los desafíos de equilibrar la vida familiar ante el escrutinio y el riesgo. Este caso deja lecciones sobre privacidad, resiliencia y los límites del amor bajo presión.