
Un informe técnico de último minuto ha encendido las alarmas en el Gobierno peruano. El avión presidencial Boeing 737-500, con más de 30 años de antigüedad, sufrió una grave falla en el sistema de presurización durante un vuelo en el que viajaba la presidenta Dina Boluarte y su comitiva oficial.
El incidente ocurrió durante el retorno de la mandataria desde Estados Unidos, tras su participación en la cumbre de la APEC. Según el informe, la falla puso en riesgo la vida de todos los ocupantes, provocando síntomas como mareos, desorientación e incluso riesgo de pérdida de conciencia por falta de oxígeno. De no haberse tomado medidas a tiempo, el desenlace pudo haber sido fatal.
El descenso de emergencia de la aeronave fue ordenado para evitar mayores complicaciones y preservar la seguridad de la presidenta y su equipo. Este hecho ha reavivado el debate sobre el estado crítico de la flota presidencial y la necesidad urgente de modernizar los equipos utilizados para viajes oficiales de alto nivel.
El Boeing 737-500, adquirido en los años 90, ha estado operando con revisiones constantes, pero su antigüedad genera dudas sobre su fiabilidad. Especialistas en aviación y exfuncionarios han advertido que este tipo de fallas no son aisladas y que el Perú necesita una renovación urgente de sus aeronaves oficiales.
Las reacciones no se han hecho esperar en el Congreso y en redes sociales. La ciudadanía exige transparencia y una investigación profunda para garantizar que la seguridad presidencial no dependa de equipos obsoletos.
Este incidente no solo genera preocupación por la integridad de la jefa de Estado, sino que pone en tela de juicio las condiciones de todo el sistema de transporte oficial del Ejecutivo.
