
Una amenaza directa y escalofriante ha puesto en alerta a los trabajadores del centro de salud La Tulpuna, ubicado en Cajamarca, Perú. La noche del incidente, el vigilante encontró una nota pegada en la puerta principal que decía:
“Cada trabajador tiene que pagar cupo o serán fusilados”.
Desde entonces, el miedo recorre los pasillos del establecimiento. Jessica Nimboma, directora del centro, confirmó que ya se activaron los protocolos de emergencia, se notificó a las autoridades y se pidió vigilancia permanente a la Policía, al serenazgo y a las rondas campesinas.
Este no es un caso aislado. Hace unos meses, una obstetra del mismo centro también recibió mensajes intimidantes. Pese a las amenazas, el personal médico sigue atendiendo, pero lo hace en constante estado de alerta. “Vivimos con miedo. No sabemos si alguien va a dejar un objeto extraño o si intentará ingresar”, declaró Nimboma.
La situación refleja un peligroso avance de la extorsión en sectores vulnerables, como los servicios de salud, incluso en zonas rurales. Los delincuentes ya no solo atacan a comerciantes o transportistas. Ahora, apuntan también a quienes salvan vidas.
La Policía Nacional ya inició las investigaciones. Por su parte, las rondas campesinas han prometido actuar con firmeza si detectan a los responsables. “Si atrapamos a alguien, no volverá a tener ganas de dejar papeles”, advirtieron.
La comunidad exige seguridad urgente. Los médicos y enfermeros no pueden trabajar bajo amenaza de muerte. Cajamarca clama por protección. El miedo no puede vencer a quienes luchan por la vida.