
El caso de Erick Moreno Hernández, alias El Monstruo y cabecilla de Los Injertos del Cono Norte, sigue generando polémica tras su captura en Paraguay. Durante un breve interrogatorio con agentes peruanos, Moreno lanzó explosivas acusaciones contra la Policía Nacional del Perú (PNP), señalándolos de haber “desaparecido” un millón de soles en una intervención previa.
La acusación estuvo dirigida a la operación realizada meses atrás en la vivienda de Grace Bado Neyra, conocida como la cajera y presunta proveedora de recursos de la organización criminal. En ese operativo, la Dirincri incautó documentos y bienes, pero nunca se encontró el dinero que, según Moreno, fue manipulado por los agentes.
El encuentro, que duró 13 minutos, mostró a un delincuente desafiante. Aunque aceptó algunos delitos, negó otros, como el asesinato del brigadier Luis Carrasco y el secuestro de Jackelyn Salazar. También rechazó haber amenazado a la familia de un general de la PNP, pese a que los oficiales le mostraron pruebas tecnológicas.
El coronel Franco Moreno Panta, jefe de la División de Secuestros y Extorsiones, encaró a El Monstruo recordándole su rol como líder y la tenencia de fusiles de guerra. Moreno intentó desviar la atención responsabilizando a Grace Bado, quien actualmente cumple prisión preventiva en Santa Mónica por lavado de activos y vínculos con Los Injertos.
Hoy, El Monstruo permanece recluido en el penal de Emboscada, en Paraguay, a la espera de su extradición al Perú. Mientras tanto, las autoridades investigan las declaraciones sobre el millón de soles y revisan los celulares incautados al cabecilla para identificar nuevas conexiones criminales.
Este episodio revive las dudas sobre corrupción interna en la PNP y mantiene bajo la lupa la lucha contra las bandas criminales en el país.