
El nevado Artesonraju, en Áncash, ha sido escenario de una tragedia. Se encontraron los cuerpos de los tres montañistas desaparecidos desde el 29 de mayo. La operación fue liderada por la Asociación de Guías de Montaña del Perú (AGMP) junto a la Policía de Alta Montaña.
Los fallecidos son Efraín Pretel Alonzo, Jesús Picón Huerta y el brasileño Edson Bandeira Costa. Los jóvenes partieron el 26 de mayo desde Huaraz en una expedición con estudiantes del CEAM. Tenían previsto llegar a la cumbre el 29, pero nunca se comunicaron.
La búsqueda enfrentó clima extremo, avalanchas y rutas técnicas en glaciares. La AGMP pidió helicópteros especializados, pero denunció falta de combustible en los enviados por el gobierno. Familias y guías exigían apoyo aéreo urgente y coordinación eficaz.
Drones señalaron zonas peligrosas y complicaron el rescate . A pesar de la dificultad, el hallazgo se confirmó tras operativos intensos con equipos de rescate, tecnología y coordinación local.
Las familias manifestaron su dolor y urgieron mejoras en protocolos de rescate de alta montaña. Piden un helicóptero permanente en Huaraz y mejor logística para futuros incidentes.
Este suceso subraya la exigencia del nevado Artesonraju, de más de 6 000 m y rutas de alta complejidad en la Cordillera Blanca. Destaca también la labor de guías locales y la necesidad de apoyo estatal inmediato para enfrentar emergencias similares.
La comunidad montañista, familiares y autoridades enfrentarán ahora los procesos legales y la repatriación. La tragedia deja lecciones sobre la fragilidad humana en entornos extremos y la urgencia de reforzar mecanismos de rescate.