
Un cajero de un banco en Perú fue grabado filtrando datos confidenciales de clientes a una banda criminal. En un video surgido en redes, se observa claramente cómo el empleado transfiere información sobre nombres de personas, montos en cuenta y horarios de retiradas. Con ese material, la organización delictiva preparó robos con precisión.
Tras salir el incidente a la luz, la entidad bancaria inició una investigación interna y suspendió al trabajador implicado. También comunicó los hechos a la Policía Nacional y reforzó sus protocolos de seguridad, según confirmaron fuentes del banco. Las víctimas denunciaron que fueron interceptadas horas después de retirar dinero en efectivo.
La filtración causó alarma en la opinión pública. En un país donde la confianza en las instituciones bancarias es clave, este suceso golpea fuerte. Usuarios exigen mayor responsabilidad y medidas de protección de datos.
Por su parte, el Ministerio del Interior se sumó al caso. Ofrecen recompensa para quien brinde pistas. Además, desplegaron equipos especiales para identificar a la banda criminal que ya tiene registros previos de violencia y extorsión.
Expertos en ciberseguridad explican que este tipo de robos “inteligentes” vienen en aumento. No es solo violencia física, también manipulación interna. Recomiendan revisar movimientos bancarios, activar notificaciones y usar alertas tempranas.
El banco promete actualizar sus sistemas con autenticación doble y capacitación al personal. Además, reforzará las cámaras de seguridad en cajeros automáticos y sucursales con llamados de atención y filtros de verificación.
Este caso expone una falla grave: el acceso interno a datos sensibles. Revela la necesidad urgente de reforzar controles, incluso sobre empleados de confianza. El desenlace marcará un precedente en la lucha contra el crimen organizado que infiltra el sistema financiero.