
La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que la aprobación de la presidenta Dina Boluarte ha descendido al 3.6%, mientras que el Congreso de la República cuenta con apenas un 4% de respaldo ciudadano. Estos niveles de aprobación son los más bajos registrados desde el inicio de sus respectivas gestiones, reflejando un profundo descontento en la población peruana.
Este descontento se ve agravado por decisiones controvertidas, como la propuesta de aumentar el salario presidencial a S/ 35,500 mensuales, medida rechazada por el 94% de los peruanos. Además, el 37% de la ciudadanía percibe que Keiko Fujimori ejerce una influencia significativa en el gobierno de Boluarte, lo que alimenta la percepción de falta de autonomía en la toma de decisiones del Ejecutivo.
La desaprobación no se limita a la presidenta; el Congreso también enfrenta una crisis de legitimidad. Con solo un 4% de aprobación, el Legislativo es visto por muchos como desconectado de las necesidades y preocupaciones del pueblo.
Estos datos reflejan una creciente desconfianza en las instituciones políticas del país. La ciudadanía demanda transparencia, responsabilidad y acciones concretas que aborden los problemas que afectan su vida diaria.