El Senado de Uruguay aprobó este miércoles la ley de Muerte Digna, legalizando la eutanasia y convirtiendo al país en el tercero en América en reconocer este derecho, después de Canadá y Colombia.

Tras más de diez horas de debate, el proyecto fue respaldado por todos los senadores del Frente Amplio y varios del Partido Colorado y el Partido Nacional, quienes coincidieron en que la norma busca respetar la voluntad y la dignidad de las personas en etapa terminal.

La nueva ley establece que las personas mayores de edad, con plena capacidad mental, podrán solicitar la eutanasia si padecen una enfermedad incurable e irreversible, o si sus sufrimientos son insoportables. La medida garantiza el derecho a “transcurrir dignamente el proceso de morir”, bajo estrictas condiciones médicas y éticas.

Los defensores del proyecto celebraron la aprobación como un avance histórico en derechos humanos, resaltando que la decisión no promueve la muerte, sino la libertad de elegir cuándo poner fin al dolor.

El debate fue intenso, pero predominó la idea de que el Estado debe acompañar al ciudadano en todas las etapas de la vida, incluso en su final. La aprobación de la ley coloca a Uruguay nuevamente a la vanguardia en políticas progresistas y humanitarias en América Latina.

Con esta decisión, el país se suma a un grupo reducido de naciones que regulan la eutanasia con enfoque ético y compasivo, reconociendo el derecho a una muerte digna como parte de la autonomía y la libertad personal.