
El 13 de junio de 2025, Irán lanzó una ofensiva sin precedentes contra Israel, disparando más de 100 misiles balísticos y drones hacia el territorio israelí. Este ataque masivo fue una represalia por la Operación “León Ascendente”, una serie de ataques israelíes que destruyeron instalaciones nucleares y mataron a altos funcionarios iraníes, incluyendo al comandante de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) activaron su sistema de defensa aérea, interceptando la mayoría de los proyectiles antes de que alcanzaran su objetivo. Sin embargo, algunos misiles lograron penetrar las defensas, causando daños menores en una base aérea en el sur del país. Las sirenas de alerta resonaron en ciudades como Jerusalén y Tel Aviv, y se ordenó a la población refugiarse en lugares seguros.
El líder supremo iraní, Ali Khamenei, calificó el ataque israelí como una “declaración de guerra” y prometió una respuesta contundente. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su apoyo a Israel, aunque aclaró que Washington no participó directamente en los ataques.
Este conflicto marca un punto crítico en las tensiones entre ambos países, que se han intensificado desde la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018. La comunidad internacional observa con preocupación, temerosa de que este enfrentamiento pueda escalar a un conflicto regional más amplio.