
A solo 270 días del Mundial 2026, el histórico Estadio Azteca de México vive una nueva polémica. Los dueños de los palcos denuncian que la administración del recinto, ahora conocido como Estadio Banorte, firmó un convenio con la FIFA sin consultarlos, afectando sus derechos de uso durante el torneo.
El conflicto comenzó cuando los propietarios descubrieron que el estadio había sido entregado en su totalidad para la Copa del Mundo, dejándolos “en el aire”, según denunció el abogado Javier Coello Trejo. Los palcos, vendidos desde 1964 con acceso por 99 años, hoy alcanzan precios de hasta US$ 1 millón.
Aunque se anunció un acuerdo para respetar sus derechos, una nueva disputa surgió por un preregistro obligatorio que los dueños deben firmar para validar sus títulos. Alegan que la administración los obliga a aceptar nuevas reglas, como la compra de paquetes de alimentos y bebidas de entre US$ 6.000 y US$ 15.000, algo que antes podían llevar libremente.
Los propietarios, representados por la Asociación Mexicana de Titulares de Palcos y Plateas, califican la medida como una “trampa” y analizan nuevas acciones legales. “Estamos espantados”, señaló Mary Claudia González Cano, una de las afectadas.
Por su parte, la gerencia del Banorte sostiene que la compra de estos paquetes no es obligatoria, mientras la FIFA se mantiene al margen del conflicto.
El Estadio Azteca, sede de las finales de 1970 y 1986, será el primero en recibir tres Copas del Mundo. Sin embargo, esta disputa empaña la cuenta regresiva hacia la gran cita del fútbol mundial, donde los palcohabitantes solo piden una cosa: “Queremos seguir disfrutando”.