El asesinato del activista conservador Charlie Kirk, aliado del expresidente Donald Trump, sigue generando reacciones en Estados Unidos y el mundo. Tras el ataque ocurrido en Utah, el subsecretario de Estado, Christopher Landau, lanzó una fuerte advertencia contra quienes se burlen o justifiquen la violencia en redes sociales.

Landau afirmó que cualquier extranjero que glorifique el asesinato de Kirk podría perder su visa de ingreso o residencia en EE. UU. Además, pidió a los usuarios de la red social X (antes Twitter) denunciar publicaciones ofensivas. Según el funcionario, “los extranjeros que celebran el odio no son visitantes bienvenidos en nuestro país”.

El mensaje fue replicado miles de veces y generó un debate sobre los límites de la libertad de expresión en plataformas digitales. Algunos aplaudieron la postura del Gobierno estadounidense, mientras que otros la criticaron como una medida represiva que criminaliza opiniones en internet.

Kirk, de 31 años, era el cofundador de Turning Point USA, una organización juvenil conservadora con fuerte influencia en universidades y medios digitales. Su figura creció de la mano del trumpismo y era considerado un líder clave en la movilización de jóvenes republicanos.

La amenaza de revocar visas forma parte de una política más amplia de la administración Trump para endurecer el control migratorio. De hecho, en los últimos años se incrementaron las medidas para restringir la entrada a personas con antecedentes de violencia o que promuevan discursos extremistas.

El caso no solo refleja el impacto político del asesinato de Kirk, sino también cómo el Gobierno estadounidense busca responder al uso de redes sociales en un contexto de creciente polarización y violencia política. La decisión, de concretarse, podría sentar un precedente sobre cómo las expresiones digitales afectan la permanencia de extranjeros en el país.