
Las playas de Ventanilla enfrentan una grave crisis ambiental. Toneladas de tecnopor y plásticos llegaron a la costa tras la caída de varios contenedores en el mar. La zona afectada colinda con los humedales de Ventanilla, un hábitat protegido donde viven más de 60 especies de aves.
El material contaminante se dispersó rápidamente. Fragmentos de tecnopor, bolsas plásticas y residuos flotan en el mar y se acumulan en la arena. Las aves han comenzado a alejarse de la zona, y el equilibrio del ecosistema corre peligro.
Vecinos, pescadores y activistas han denunciado el hecho en redes sociales y medios locales. La preocupación crece por la falta de una acción rápida y efectiva por parte del Gobierno y las autoridades ambientales.
La Municipalidad de Ventanilla inició labores de limpieza, pero la tarea es titánica. El oleaje arrastra más residuos cada día y amenaza con extender el daño a los humedales, considerados uno de los pulmones ecológicos del Callao.
Hasta el momento, ni el Ministerio del Ambiente ni las autoridades portuarias han ofrecido una explicación detallada ni un plan de remediación ambiental. Se desconoce la empresa responsable de la carga caída.
Organizaciones ambientales han solicitado declarar la zona en emergencia ecológica, aplicar sanciones y tomar medidas preventivas para evitar que este tipo de incidentes vuelva a repetirse.
El caso de Ventanilla refleja los riesgos del manejo inadecuado de la carga marítima y la falta de protocolos ante accidentes ecológicos. Además, expone la fragilidad de nuestros ecosistemas frente al avance de la contaminación.
La situación exige respuestas urgentes. No solo para salvar las playas de hoy, sino para proteger el futuro ambiental del país.