El cuerpo de Chiaki Inada, montañista japonesa de 40 años, fue recuperado tras cinco días de intensa búsqueda en el nevado Huascarán, la cima más alta del Perú. Inada falleció por hipotermia a 6.500 metros de altitud en la región Áncash, al norte de los Andes peruanos. Junto a ella estaba su compañera Saki Terada, de 36 años, quien logró sobrevivir y fue rescatada con vida.

Ambas turistas se aventuraron a escalar el Huascarán sin guía, enfrentando temperaturas extremas de hasta -30 °C. Según la Policía, activaron una señal de emergencia vía GPS que permitió ubicarlas, pero Inada no resistió el frío extremo. Su cuerpo fue hallado cubierto de nieve por el equipo del Socorro Andino Peruano, liderado por Rolando López, y trasladado en helicóptero a la morgue de Huaraz.

La tragedia ha reabierto el debate sobre la seguridad en el turismo de alta montaña, especialmente en la Cordillera Blanca, conocida por atraer escaladores de todo el mundo. El Huascarán ya ha sido escenario de múltiples accidentes fatales. En junio, tres montañistas desaparecidos por una avalancha fueron hallados sin vida, y en julio pasado se encontró el cuerpo momificado de un alpinista estadounidense desaparecido desde 2002.

Las autoridades reiteran el llamado a no escalar sin guías especializados y a respetar las condiciones climáticas. El turismo de aventura en zonas de alto riesgo requiere preparación y responsabilidad. La pérdida de Chiaki Inada es una trágica advertencia sobre los peligros que se esconden en los majestuosos picos del Perú.