El reciente fallo en Chupaca marca un hito. Un tío fue condenado a 14 años de prisión por abuso sexual contra una menor de 14 años. Aunque el Código Penal (Art. 173) establece cadena perpetua para violadores de menores, el tribunal aplicó una pena efectiva acorde a las pruebas presentadas. El acusado abusó de su autoridad familiar, lo que agrava el delito.

La Fuerza Fiscal solicitó la máxima pena. El juez consideró los agravantes: autoridad del familiar y daño psicológico a la víctima. También dispuso atención psicológica para la menor y su entorno cercano. El acusado permanece recluido, mientras la condena busca reforzar el mensaje de tolerancia cero al incesto y abuso sexual infantil.

En Perú, los casos de violencia sexual contra menores son alarmantes. El registro penitenciario al 2025 indica que el 9,7 % de la población interna está cumpliendo pena por delitos sexuales, muchos relacionados con menores. Desde agosto de 2018, estos delitos son imprescriptibles, protegiendo a las víctimas sin límite de tiempo.

El delito en Chupaca revoluciona la percepción social. Rompe el silencio y reafirma que ni el vínculo familiar ampara al agresor. Las voces colectivas—jueces, fiscales, sociedad civil—coinciden: proteger a la infancia no es opcional, es urgente. Y este fallo es un paso firme.

Este caso refuerza varias demandas clave: mejor educación en derechos infantiles, fortalecimiento de justicia especializada y apoyo a las víctimas. Mientras el país avanza, la condena de 14 años demuestra que el sistema judicial puede actuar con contundencia; el desafío es sostener este enfoque en todo el territorio nacional.