Israel ha emitido una firme advertencia ante el acelerado desarrollo del programa nuclear de Irán. Su vocero y embajador ante la ONU, Yoed Magen, describió esta evolución como una amenaza “existencial” para su país. Informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirman que Irán ha enriquecido uranio hasta alcanzar un nivel del 60 %, acercándose peligrosamente al grado necesario para producir material fisionable para armas nucleares. Una vez en ese umbral, solo faltan pasos técnicos rápidos para avanzar al nivel de 90 %, lo que serviría como base para un posible arsenal nuclear.

Ante esta situación, Israel ha recordado su derecho a aplicar la conocida “Doctrina Begin”, que justifica un ataque preventivo para impedir el desarrollo de armas de destrucción masiva en manos percepciones como hostiles. Si bien Israel mantiene una alta alerta y evalúa todas las opciones, Estados Unidos y la Unión Europea han llamado a la calma y a la diplomacia, subrayando que una acción militar podría desatar una escalada regional.

Irán, por su parte, asegura que su programa nuclear es de uso civil y exige que se preserve su derecho al enriquecimiento. Numerosas naciones y organismos internacionales han pedido transparencia y verificaciones más estrictas para evitar una crisis. Pero los avances recientes en capacidades iraníes han elevado la alarma, generando preocupación sobre un posible desbalance estratégico en Oriente Medio.

El desarrollo de este conflicto podría determinar el futuro de la seguridad global. Si Irán logra materiales en niveles de uso militar, la región enfrentará nuevas tensiones, riesgos de proliferación y un posible enfrentamiento militar. En este contexto, Israel presiona por sanciones más severas o incluso intervenciones directas, mientras la comunidad internacional equilibra entre defensa preventiva y llamados a resolver pacíficamente la crisis nuclear. Las próximas semanas serán críticas para evitar un punto de no retorno.