Irán llevó a cabo un ataque masivo con más de 1 000 misiles —la mayor andanada desde el inicio del conflicto— en respuesta a los bombardeos israelíes a su nuclear e infraestructuras militares. El lanzamiento incluyó misiles balísticos y drones dirigidos a instalaciones militares estratégicas y zonas urbanas como Tel Aviv, Haifa y Jerusalén .

Israel activó todo su sistema antimisiles: el Iron Dome, el David’s Sling y el Arrow. Se logró interceptar entre el 80 % y 90 % de los proyectiles, aunque varios alcanzaron edificios civiles y estaciones energéticas, dejando decenas de muertos y cientos de heridos . Entre las víctimas figuran civiles, incluidos niños, y daños severos en zonas residenciales y servicios públicos .

La ofensiva iraní también apuntó a lanzaderas y centros de comando iraníes, que Israel afirma haber neutralizado mediante golpes selectivos en Teherán y sitios nucleares. Israel alega haber destruido hasta un tercio de los lanzadores de misiles iraníes .

En respuesta, el presidente Trump exigió la “rendición incondicional” de Irán, mientras el G7 y las potencias europeas instaron a desescalar el conflicto y reanudar la diplomacia istro.

Analistas advierten que el futuro de este choque dependerá de las reservas de misiles que cada país mantenga. Israel podría agotarse en 10‑12 días sin ayuda externa, mientras que Irán ha disminuido su arsenal tras los embates israelíes . El riesgo de una escalada nuclear o un conflicto regional está latente, y los líderes del mundo piden calma antes de que las hostilidades lleguen a puntos irreversibles.