
El cuerpo del escritor peruano y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, fue cremado el domingo 14 de abril en una ceremonia íntima, un día después de su fallecimiento. El acto se llevó a cabo en el crematorio del Ejército, en el distrito de Surco, Lima.
El cortejo fúnebre partió desde su residencia en Barranco a las 4:10 p. m., acompañado únicamente por familiares y amigos cercanos. A las 6:00 p. m., sus tres hijos —Álvaro, Gonzalo y Morgana— recibieron las cenizas. Gonzalo Vargas Llosa fue visto cargando la urna, mientras sus hermanos lo acompañaban en silencio. No dieron declaraciones a la prensa.
Horas antes, Álvaro Vargas Llosa salió a la puerta de su casa para agradecer las muestras de afecto. “Nos queda el consuelo del extraordinario padre que fue y del hermoso legado que le dejó al Perú y al mundo”, expresó visiblemente emocionado.
Álvaro destacó la dimensión internacional de su padre y señaló que, aunque sabían que su figura trascendía fronteras, nunca imaginaron la magnitud de las muestras de cariño recibidas.
Finalmente, la familia pidió respeto a los medios y a la ciudadanía durante su proceso de duelo.
Mario Vargas Llosa fue una figura fundamental de la literatura hispanoamericana y mundial. Su legado perdurará a través de obras como La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral y La fiesta del chivo. En 2010, recibió el Premio Nobel de Literatura por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia”.
La cremación del Nobel marca el cierre de una era literaria. El mundo despide con respeto al autor peruano más universal de nuestro tiempo.