
Una noche que debía ser de música y alegría terminó en tragedia. El concierto de Agua Marina en el Círculo Militar de Chorrillos se vio interrumpido por una balacera que dejó cinco heridos, entre ellos cuatro músicos y un vendedor ambulante. El hecho ha generado un cruce de declaraciones entre la Municipalidad de Chorrillos y la Policía Nacional del Perú (PNP).
Según la PNP, el evento no contaba con autorización municipal ni con una evaluación de riesgo, lo que impidió elaborar un plan de seguridad. Por ello, las autoridades intervinieron al promotor del show y al administrador del local. Sin embargo, el municipio respondió que sí se otorgaron los permisos correspondientes y que la responsabilidad de la seguridad recaía en los organizadores, al tratarse de un evento privado.
El comunicado municipal señala además que los promotores habrían eludido la normativa vigente, regulada por la Ordenanza 487-MDCH, al coordinar directamente con el Ejército, administrador del recinto. Esta ordenanza establece los procedimientos de fiscalización y permisos para espectáculos públicos y privados en el distrito.
El Ministerio del Interior también deslindó responsabilidades y apuntó a los organizadores del concierto, mientras que la Asociación de Empresarios Artísticos (Aseap) defendió que sí existía una autorización municipal válida.
La Fiscalía confirmó que se recogieron 27 casquillos de bala tras el ataque. Las víctimas, entre ellas los hermanos Luis y Manuel Quiroga, integrantes de Agua Marina, permanecen en recuperación.
El caso ha reavivado el debate sobre la seguridad en eventos privados, las extorsiones a artistas y el control municipal en espectáculos masivos, temas que hoy sacuden al país y exigen una respuesta urgente de las autoridades.

