
Un crimen marcado por la traición sacudió a la provincia de Sánchez Carrión, en Huamachuco (La Libertad). William Tocas Silva confesó haber entregado a su mejor amigo, Junior Vázquez Romero, a un grupo de delincuentes a cambio de 30 mil soles. La terrible confesión ocurrió ante las rondas campesinas, que lo interrogaron y lo obligaron a desfilar por la ciudad con un cartel donde reconocía su traición.
El acusado relató que fue presionado y amenazado por criminales para colaborar con ellos. Sin embargo, admitió entre lágrimas que él mismo sacó a Junior de su casa y lo llevó hasta la tranquera donde lo esperaban los delincuentes. Poco después, el cadáver de la víctima fue hallado en la localidad de Calemar, en medio de circunstancias violentas vinculadas a disputas mineras en la zona de Pataz.
El testimonio estremeció a los vecinos, quienes observaron a Tocas Silva caminar con el letrero: “Vendí a mi mejor amigo por 30,000 soles”. A lo largo del recorrido, intentó disculparse con la familia de Junior, pero el repudio de la población fue inmediato.
La madre del joven asesinado rompió en llanto al describir la crueldad con la que halló a su hijo, exigiendo justicia y rechazando cualquier posibilidad de perdón. Los pobladores clamaron porque el confeso traidor sea procesado con todo el peso de la ley.
Finalmente, las rondas campesinas entregaron a William Tocas a la Policía Nacional, que lo trasladó a la comisaría local. Afuera, una multitud enardecida exigía justicia y castigo ejemplar.
Este caso de traición sangrienta en Huamachuco no solo evidencia la brutalidad del crimen organizado en la región, sino también el rol de las rondas campesinas en la búsqueda de justicia comunal. La indignación continúa creciendo mientras la familia y vecinos esperan que nunca más se repita un acto tan cruel en su tierra.