
La reciente captura de Erick Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, en Paraguay, ha destapado una oscura trama que sacude a la Policía Nacional del Perú (PNP). Según revelaciones difundidas por Canal N, el cabecilla de la organización criminal “Los Injertos del Cono Norte” habría mantenido acuerdos con altos mandos policiales para intercambiar víctimas de secuestro por detenidos relacionados con su banda delictiva.
En una conversación registrada entre Moreno y el coronel Franco Morena Panta, jefe de la División de Secuestros y Extorsiones de la Dirincri, se confirmó que en 2021 se realizó un trueque: un secuestrado fue liberado a cambio de un detenido de la organización. Pese a esta advertencia, El Monstruo continuó delinquiendo y se le atribuyen los secuestros de la menor Valeria Vásquez y la empresaria Jackeline Salazar, hechos que indignaron a la opinión pública.
La policía paraguaya detalló que Moreno intentó sobornar con un millón de dólares a cambio de su libertad. Sin embargo, la operación en San Lorenzo fue exitosa gracias a la intervención de 35 agentes.
En Perú, Erick Moreno figuraba en la lista de “Los más buscados” del Ministerio del Interior, con una condena de 32 años por delitos graves y una recompensa de S/ 1 millón para quien brindara información que facilitara su captura.
Este caso no solo expone la crueldad del criminal más buscado del país, sino que también plantea serias dudas sobre la neutralidad y transparencia de algunos sectores de la PNP. La ciudadanía exige respuestas claras y sanciones firmes, mientras se espera que el Ministerio Público y la justicia peruana actúen con severidad.
Con su detención, inicia una nueva etapa en la lucha contra el secuestro en el Perú, aunque la polémica por los presuntos acuerdos ilegales entre criminales y autoridades apenas comienza.